lunes, 3 de septiembre de 2012

SHIT HAPPEN




Todas cosas le suceden a uno precisamente ¿no? Precisamente ahora.
Seguro ustedes deben ser de esas grandes personas que no les pasa ni madres, que sólo es trabajar, viajar y comer. Coger no entra en esta categoría, porque esa actividad siempre conlleva riesgos, ya no hablemos del sida. Sí, una vida a toda madre, cómo los envidio. Pero qué chingados le vamos a hacer, si como dice la Pacheco “aquí nos tocó parir” o algo así. Cuando la familia empieza a hablar de la piedrita en el arroz, pues uno, me refiero a los que siempre nos toca bailar solos, espera que la chingada piedrita sea tu hermana, tu primo, tu abuelita o quien sea pero nunca uno. O luego empiezan a comparar entre la grey, y que si uno tiene esto o estudió aquello y que fulano o perengano son un pinche ejemplo a seguir y bueno, siempre esperas ( “nosotros los pobres”) escuchar que mencionen tu nombre. Si, si lo mencionan pero a tus espaldas “no vayas a ser como tu hermano que es esto o lo otro”. Y ya cuando piensas: “ya paso lo peor” resulta que, nada, si no se te muere un ser que era el único que te mostraba verdadero afecto y comprensión, te da una cabrona enfermedad incurable y resulta que eres alcohólico, por decir lo menos, “por la gracia de dios” (¿se escucha muy demagogo?). Ya ni tan siquiera te cuestiones por la familia: tienes un pedo de esos gruesos, muy cabrones y sólo para darte sus condolencias “cuánto lo sentimos.” Y llegan unas preguntas filosóficas muy profundas ¿no? Nada de preguntillas de quién fue primero, si la gallina o el huevo, o el “to be or not to be” existencial. Bueno, hasta llegado el punto de la desesperación te llega la rebeldía y confrontas al creador pensando que te puede escuchar “¡Qué pedo contigo Señor! ¿De qué se trata?” La mala suerte también incluye los diálogos con dios; para darte al fin cuenta que te encuentras solo. Yo pregunto ¿Siglos y siglos y sólo les guste yo para que me ocurra esto?
En fin, que con fuerza sobrehumana, entendido que Dios ya te abandono ¿no?, me despabile. Empecé a escuchar a los “amarillistas”, nunca he entendido porque de la asociación de un color maravilloso como el amarillo con las notas de chisme, de sangre, de ámpula, de simple y llana miseria de los hombres en cualquier ámbito. Debería ser en lugar de “amarillistas” de “americanistas” para variar su origen, que no los únicos. “Un niño de cinco años es atacado por su madre en ritual; pierde la vista”, “Hombre es succionado por alcantarilla; lo encuentran muerto”, “Niños menores de edad eran obligados a prostituirse”, “En televisión abierta estrenan nueva telenovela”, “Se inunda ciudad americana, miles de muertos”, “Acribillan a una etnia”, “juay de rito”, esta última y sobre todo esta, fue la que me hizo despertar: eres un hombre afortunado a pesar de los pesares. ¿De qué te serviría este o aquel título? ¿Esta o aquella propiedad? ¿Este o aquel puesto? Si no puedes sostener un diálogo congruente con tus congéneres. Y cierto, hay peores cosas que la shit happen , perder la dignidad y la lealtad, dos palabritas que diferencian a los Hombres con H mayúscula de los Sinnombre. ¿Ajá?
Elan Aguilar.