martes, 16 de abril de 2013

Los sofismas de Dresser


Fuente: http://busquedas.gruporeforma.com/reforma/Documentos/DocumentoImpresa.aspx
Montgomery, Alabama. Diciembre 1o. 1955. Como cuenta Susan Cain en su libro Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking, un camión público se detiene y una mujer cuarentona, vestida modestamente, se sube a él. Camina de manera erguida y con gran dignidad a pesar de haber pasado el día planchando en una sastrería. Sus pies están hinchados, le duelen los hombros. Se sienta en la primera fila de la sección para negros y mira calladamente mientras el autobús se llena de pasajeros, hasta que el conductor le ordena que le ceda su asiento a un pasajero blanco.
La mujer pronuncia una sola palabra que desata la protesta civil más importante del siglo XX, una palabra que ayuda a Estados Unidos a encontrar su mejor lado.
La palabra es “No”.
El conductor amenaza con arrestarla.
“Puede hacerlo”, dice Rosa Parks. Y al responder así cambia el curso de la historia. Poco después Martin Luther King pronuncia un discurso sobre cómo llega un momento en que la gente se cansa de que la pisoteen.
Y como individuos, como sociedad, ha llegado el momento de decir “No” colectivamente a los maestros que marchan porque quieren seguir heredando su plaza. “No” a los maestros inconformes de Guerrero y Morelos y otros estados que consideran la venta o la herencia de plazas magisteriales como una verdadera “conquista” sindical. “No” a quienes les pagan aunque no trabajen. “No” a los que consiguen lo que quieren tomando casetas en las carreteras. “No” a los que se enorgullecen de dejar a 26 mil niños sin clases. “No” a quienes exigen no ser evaluados. “No” a quienes poco les importa el mérito o la competencia. “No” quienes han conseguido un coto. “No”, como le dijo Rosa Parks a quien trató de obligarla a ceder su asiento a un hombre blanco.
Yo siempre me había imaginado a Rosa Parks como alguien imponente, audaz, capaz de enfrentarse a un camión lleno de pasajeros enojados y racistas. Pero cuando murió, las esquelas la describían como “tímida e introvertida”. Y saberlo me reconfortó: hasta los más inseguros o temerosos o callados pueden encontrar la fortaleza para oponerse a la injusticia o a la estupidez. Pueden decir “No” a aquellos maestros a quienes no les quita el sueño saber que en las evaluaciones PISA de educación 7 de cada 10 mexicanos concluyen primaria con niveles elementales o insuficientes de español y matemáticas. “No” a que regresen al aula los 7 de cada 10 maestros que presentaron el examen para concursar por una plaza y lo reprobaron. “No” a los que defienden las cosas tal y como están y gritan por las calles: “El hambre nos vence, pero el orgullo nos levanta”. “No” a quienes quieren jugar un papel en la cancelación del futuro para nuevas generaciones.
“No” a los que a cambio de dar clases sin ser evaluados cierran los ojos ante la forma en la cual los gobernadores intervienen en la venta de plazas, asegurando con ello un negocio jugoso. “No” a los maestros chantajistas que defienden esa conquista sindical a la que se accede por la vía de “la costumbre”, como sucede en el sindicato de Pemex y de la CFE. “No” a los que están tratando de recuperar -mediante la permanencia en el puesto- la inversión que hicieron al comprar una plaza.
(*)“No” a los que, usando el mejor lenguaje del nacionalismo revolucionario ( : ) que tanto les ha servido para proteger sus privilegios, toman casetas y bloquean carreteras y paralizan escuelas. “No” a la práctica de intercambiar plazas por servicios sexuales. “No” al privilegio de que un maestro jamás pueda ser despedido aunque no haga bien su trabajo. “No” al privilegio de beneficiar a parientes cercanos con una plaza magisterial. “No” a quienes en esta “batalla heroica” sólo están tratando de conservar el botín.
“No” a quienes marchan en contra del mérito, gritan en contra del reclutamiento riguroso, fustigan la capacitación, la evaluación y el desempeño, alzan el puño en contra de la transparencia, pelean en contra de la rendición de cuentas, no se preocupan por el tráfico de influencias. “No” a quienes defienden su conquista a como dé lugar. “No” a quienes aceptan el mantenimiento de uno de los lugares más bajos en las evaluaciones PISA de educación. “No” a la conquista de un feudo lucrativo en manos de los maestros. “No” a la conquista de la estabilidad laboral a costa del avance académico. “No” a la conquista de la plaza vendible y heredable a costa de los niños del país. “No” a quienes rechazan la reforma educativa y la perpetuación de un sistema que no obliga a sus docentes a dar lo mejor de sí. “No” a quienes -como La Maestra- sigan parándose del lado de la mediocridad, el atraso, el conformismo.
“No” a quienes niegan que la reforma educativa sea una gran oportunidad para muchos maestros de sacudirse el yugo sindical. “No” a quienes rechazan la posibilidad para recuperar el orgullo profesional y levantar la cabeza, mientras insisten en mantenerla agachada ante el liderazgo de la CNTE. “No” a quienes desde hace demasiado tiempo han mantenido a los niños de México en la parte de atrás del autobús. Ese autobús que es su país.

 REPLICA
1.- Empieza hablando sobre una anécdota de tantas, sobre las vejaciones sufrida por la raza afroamericana en Estados Unidos y que ese hecho histórico se volvió un beneficio y repercutió hasta el presente, llegando a aceptar a un hombre de color en la presidencia. Sin saber si será el primero y el último. ¿A quién tomamos, según su ejemplo, de maestro, de autoridad y educando? ¿Al chofer, al pasajero blanco o la mujer de color? ¿O sólo quiere que nos quedemos con su emoción que le produjo este pasaje? Como si fueran los mexicanos la gente de color y los maestros los blancos que nos han vejado como han querido. O apelando a nuestra sensibilidad con el término "niños". ¿Por qué no decir NO a esos padres de familia y maestros "conformes" que piensan que comprar un libro de lectura es tirar el dinero a la basura, pero prestos a volver al "niño" en consumista, regalándole un juego de video, su teléfono inteligente o lo que lo vuelva "IN" porque son una extensión de su ego?

2.- Segmenta al hablar de "los maestros inconformes", de cualquier estado dice. En su punto de vista, sólo los inconformes son los que marchan ¿Y los que no? ¿Son conformistas? ¿En base a qué da por hecho que los que marchan contra la reforma son maestros sin aptitudes, sin calidad, chantajistas y sexoservidores?

3.- El problema de maestros vs reforma, que por cierto nunca la menciona en alguno de sus puntos, se reduce a la venta y herencia de las plazas. Habla de -“No” a quienes les pagan aunque no trabajen.- Extraño escuchar esto de alguien que por años y experiencia con la vida debe saber que, los que ganan sin trabajar no lo dejaran de hacer ni dejaran de existir por una reforma. Y tienen otros nombres además de "maestro", tanto en el sector público como en el privado.

4.- Que mejor ejemplo del mejor lenguaje del nacionalismo revolucionario que este (*)

Y antes de que alguien pregunte o piense que defiendo la postura de los "inconformes", ellos ya han demostrado que se pueden defender solos. Que no soy maestro, ni he heredado plaza, puesto público, ni apellido que me dé una vida holgada. Vengo de una familia honesta y trabajadora de sol a sol. Aquí de lo que se trata es que aquellos que tienen el privilegio de publicar una columna, de ser invitado a una mesa de opinión más escuchada, de ser publicados, tengan las bases y las fuentes sobre los que basan sus dichos para mejor informar a la ciudadanía sobre acontecimientos que nos afectan a todos. No sólo en la desaprobación sino cómo abono con mis propuestas a una causa mejor.
Para tener una idea de cómo escribir excelentemente bien y enaltecer sobre el país de uno, yo recomiendo   la lectura de La Resistencia de Ernesto Sabato.
Elan Aguilar

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