domingo, 25 de marzo de 2012

¿ALGUNA VEZ ALGUIEN ESCUCHARÁ MI HISTORIA? (Cap. II)


“I´ve  got a feeling,  a feeling living inside, oh yeah, oh yeah, I´ve got a feeling, a feeling I can´t hide, oh no, oh no.”
¿Has sentido cosquillitas ahí? ¿Dentro de ti? ¿O sentir la sangre correr de los pies a la cabeza? ¿Que cambia el clima y todo lo sientes cálido? ¿Que no has ganado la lotería pero te sientes con suerte? ¿Que el tiempo se detiene y sabes que has guardado ese instante para siempre? ¿O que un relámpago te golpea? ¿Lo has sentido?
Caty. Ya me habían dicho tu nombre. Ya había preguntado por ti. ¿Sabes? Me gustaría que supieras que en realidad soy tímido, que solo me había besado con algunas chicas y había salido con otras solo por presión de los amigos. Pero el deseo por conocer a alguien, o sentir como palpitaba mi corazón cada vez que te veía, o sentirme a gusto con alguien, o gustarme el olor aun cuando sudabas, y no pensar cómo complacerte porque cualquier cosa te causaba risa, fue contigo. ¿Lo sabes, no? Ahora ya lo dije. ¿Qué me gustaría estudiar al terminar la prepa? Me preguntan mis padres y parecen preocupados. Los entiendo. Lo único que sé es que quiero hacer lo mejor que pueda Caty. Por ti y por mí. No digas nada ¿quieres? Que quiero guardar este momento solo para mí.
Me tomó de sorpresa la facilidad con que la gente realiza juicios sobre los demás sin poder darse cuenta que lo que critica en los demás es de lo que más adolecen. Quizá es la misma necesidad de encontrar una respuesta a su ignorancia. Fulano es un cobarde, golpea a su mujer, y al mismo tiempo el que juzga llega a casa y golpea al perro. Ah, decían algunos, es que no puedes comparar, un perro no es lo mismo que un humano. Menganita no tiene perdón de Dios, se realizó un aborto, los mismos que al tener cachorros la perrita los abandonaban a su suerte en el monte. Ah, los vuelvo a escuchar. Por eso siempre prefería alejarme de muchos, no quería terminar haciendo lo mismo, hablando sin ton ni son de muchos con tan poco. Sentía solo por escucharlos que me desgastaba, que me robaban mis energías. No gracias. Pueden seguir con sus vidas.
“It´s not the way you smile. That touch my heart.”
Por eso no me disgustaba tanto que me llamaran Caty, tuve una gatita blanca que llegó a casa sola, pequeñita, Caty le llamé. Un encanto de gatita. “Ey Caty, esa gata puede estar llena de pulgas o sarna, sácala de aquí!” La voy a bañar le dije a mi padre para que dejará de preocuparse. Nunca la bañe. Sentía que se podía morir de frio. Caty era una gatita entendida. Iba conmigo por la casa de arriba abajo. Y me acompañaba hasta la puerta cuando salía de casa. Le puse su cajita con arena y nada tonta, la tomó para tomar el sol, se retorcía en ella o se quedaba patas arriba. Y agarró una esquina del patio para orinar y hacer popó. Se estaba conmigo en el cuarto y cuando ponía Baby it´s you a Caty le daba por empezar a arrullarse con mi almohada. Gatita loca, le decía, me miraba y seguía haciéndolo. Caty pequeñita, era gustosa. Le compre unas croquetas ¿se las comió? No. Solo quería estar comiendo atún y leche. La leche se la daba a escondidas de mi mamá, pues era “su” leche light. Tenía su rollito de tela para jugar que le había confeccionado con un par de calcetines de Charlie Brown. Ya tenía todo rasgado al Snoopy. Caty dormía en mi cuarto encima de una frazadita rosa de Kitty que me habían regalado años atrás en un cumple, pero que siempre estuvo guardada en el ropero hasta que apareció su dueña. ¿Han visto el cráter de don Goyo? Debe ser inmenso. ¿O los cenotes sagrados de Yucatán? Algo así debe haber sido el hueco que hizo mi gatita Caty en mí. Cuando llegue a casa antes de las dos últimas clases porque habían faltado los maestros, y ver en su cajita de arena a Caty recostada de lado y su carita puesta en dirección al portón de la casa. Parecía dormida. Parecía esperarme. Caty gatita consentida, llegaste a casa sin avisar y te has ido igual. Caty pequeñita me diste mucho cariño.   
Elan Aguilar