La lujuria conduce a un derroche de vida
En eriales de culpa; y aún antes del hecho
Es perjura, asesina, sanguinaria e infame,
Violenta, brutal, cruel e indigna de crédito.
Es apenas gozada cuando ya se desprecia,
Perseguida con furia, y en el acto con furia
Tan odiada también, como un cebo mordido
Que tenía por fin volver loco al que muerde.
Loco cuando la ansía y más loco al tenerla,
Y violento después, en el goce y la búsqueda;
Y un deleite al probarla, y en seguida congoja,
Antes gozo esperado, y después sólo un sueño.
¿Quién ignora estas cosas? Pero nadie consigue
Evitar ese cielo que conduce a ese infierno.
William Shakespeare